Diez años...11M: No se olvida

Llevo repitiendo esta frase cada año desde hace diez, cuando mi amiga Ali me despertó a las 8.45 de la mañana, asustada, nerviosa y con miedo diciendo: “abuela, abuela, despiértate ha habido un atentado, ha habido un atentado, baja corriendo al comedor”.

Por aquel entonces, 2004, vivíamos   en el Colegio Mayor y me llamaban Abuela porque tenía muchas medicinas en mi estantería, los colegios mayores de Madrid estaban llenos de vida, de gente corriendo de un lado a otro porque perdían el bus, o no llegaban a clase. Ese día sin embargo, el comedor, el colegio Mayor, la Universidad, la Avenida Juan XXIII, nuestra universidad y Madrid se quedó muda, sí, muda, no en silencio, NO,  Madrid se quedó MUDA.



Me puse lo primero que pillé, desperté a mi compañera de habitación, sin explicarle, casi la tiro de la cama y bajamos a la sala de la TV, lo que nos encontramos allí fue a nuestras compañeras atónitas, mudas, alucinando, por primera vez en nuestro país, y por desgracia, la realidad había superado a la ficción. Un atentado enorme en Atocha, gente herida, medio moribunda y un agujero enorme en uno de los vagones del cercanías. Oía que alguien me decía: “lo ves, lo ves, ¿qué pasa abuela?, Esto ha sido ETA, Esto ha sido ETA, ¡qué cabrones!, ¿qué pasa abuela? ¿Lo estás viendo?”. Claro que lo veía, pero no quería verlo, ese era el problema, que NO quería verlo. NO podía, más bien.

Pero de pronto, como si fuera una máquina, me fui al comedor, desayuné con Cuki, mis amigas alrededor mudas, sin nada que decir, y después cogí mi patatamóvil, en 2004 no había ni iphone, ni internet en los móviles, ni videollamadas, ni whatsapp, ni nada de nada, o llamabas o escribías mensajes, que en algunos casos si era verdad que no llegaban. Y Entonces empezamos todas a reaccionar... “Ali, llama a la gente que vaya en cercanías y conozcas, Ya voy abuela”,” Cuki pon la radio a ver qué dicen”, y otra compi nuestra malagueña, la más madre de todas, “hoy nadie se mueve del colegio, hasta que no se sepa que pasa”, decía: “ni clase de relaciones internacionales, ni ná de ná, hoy todas en el colegio”. Yo como siempre, llamé a mi padre, siempre sabe lo que pasa…pero esta vez, no lo sabía, no supo decirme…”hija mía, estos gilipollas (perdón por el taco, refiriéndose a ETA obviamente), que quieren llamar la atención y no saben ya que hacer… no sé hija, no sé, tú del colegio mayor no os mováis…Estáis todas ahí, ¿ no?, Sí, sí papá aquí estoy con las niñas”. Y ahí nos quedamos, nos vestimos por si acaso había que salir corriendo, nadie lo dijo, pero todas lo pensamos.
Y de pronto, gente que te viene a la cabeza que coge cercanías en Madrid…

“Belén, Belén de Santiago, Vamos a ver Ali, mi amiga Belén, la de Córdoba, que está el Leganés, voy a llamarla. Y Belén no   coge el móvil. Ya empezamos… De pronto, mi amiga Clara que estaba en otro colegio mayor: “Feli estás bien verdad?, sí si, nada aquí en el Estu” … Oye Clara… sabes algo de Belén, no me coge el móvil, voy a llamar a Moya, vale avísame. Ahora era María, otra amiga de Córdoba, “Feli estás bien, sísí, mi hermano ha hablado con Fernando, qué nada, qué está bien, bueno lo llamo yo ahora mismo” y efectivamente Fernando estaba bien.

La radio no dejaba de sonar, una mini radio que teníamos no dejaba de decir que Madrid se había colapsado, que había habido otros dos atentados más, y que se necesitaba sangre de todos los tipos. Mi compi malagueña daba órdenes… “vamos a ponernos los zapatos y a ir a donar sangre, vamos venga, pero andando, sin coger el metro ni nada…” La Cuki salía de la habitación, “qué no, qué no, qué no, que están colapsados los centros de donación, desde la radio se está pidiendo que la gente deje de ir”. Eran las 12 de la mañana, más o menos,  y los madrileños ya habían salido rápidos, como las balas, a donar sangre, a ayudar, a ver qué pasaba con su gente. Nosotras hicimos los que nuestros padres nos dijeron, seguimos llamando a compañeros de clase que igual podían estar en los vagones, y gracias a dios, ninguno estaba en ellos. Belén apareció, estaba dormida, la muy jo…¡qué susto!.

Nadie sabía nada, nadie sabía qué hacer, si irnos a casa ese mismo día, si quedarnos solas en Madrid, si el tren iba a funcionar, si podríamos votar, el domingo había elecciones generales y nosotras al ser andaluzas también teníamos las autonómicas… no sabíamos nada, solo que había cientos de muertos y que ni dios daba la cara, ni se dignaba a aparecer. Que si era ETA, que si no, que si se iban a hacer manifestaciones en ciudad universitaria en contra de ETA, que si íbamos que si no, que si era peligroso… pero nadie decía nada, nadie asumía el atentado, ETA no apareció y como a media tarde, que no era ETA, que lo habían desmentido, que era un grupo islamista de Al Qaeda, no sabíamos qué pensar, si nos estaban mintiendo, si no lo sabían de verdad, ningún medio decía nada, solo que todo era dudoso… la manifestación en contra de la violencia de ETA salió desde los colegios mayores hasta Sol, era una manifestación silenciosa, pacífica, desde luego ganas no nos quedaban para pelearnos con nadie, solo se pretendía apoyar a esas personas que yacían en la cuneta de Atocha, a medida que iba andando la manifestación, la gente iba escuchando la radio y las primeras voces decían que ya no era ETA, que era un grupo radical islamista, algunos se desvincularon de la manifestación y los que permanecieron estaban confusos, parecía una tomadura de pelo, se oían susurros, entonces qué… seguimos o no? Y siguieron, llegaron a Sol y después de media hora de silencio, no hacía falta estarlo… MADRID ESTABA MUDA.

Sin embargo, lo peor llegó después… cuando realmente nos dimos cuenta de la magnitud de lo ocurrido, cuando nos dijeron que la red ferroviaria no iba a funcionar, y que nos tendríamos que ir a casa en autobús, y que los autobuses estaban colapsados, y cuando nos dijeron que igual no llegaríamos a votar, por aquel entonces creíamos que el voto servía para algo, o cuando las niñas del colegio mayor empezaron a contar  historias de personas que conocían, que se habían librado o que no, que estaban heridos, que se habían quedado sordas de la explosión, “no, no eso se recupera con el tiempo, chicas” nos decía una compi de Medicina, lo que no se cura pensé yo es ver esa atrocidad delante de tus ojos, de gente destrozada entre los hierros de un vagón…eso pensé, y lo que no se cura nunca ni se olvida, son las imágenes del chico con el ojo inflamado que sacó el ABC, o la imagen de los cadáveres en un lado de atocha de El país, o las imágenes de los bomberos destrozados y vomitando de lo que estaban viendo, y no se olvida JAMÁS, la solidaridad de una ciudad llamada MADRID.



La verdad es que de las primeras horas me acuerdo muy bien, pero creo que a medida que el tiempo fue pasando y más muertos aparecían y más daños se nos enseñaban en la tv, y más contradictorias eran las informaciones, menos me acuerdo. No me acuerdo de los días siguientes,     es como si las hubiese borrado de mi cabeza y solo me hubiera quedado con lo bueno, no me acuerdo de cómo    llegué a Córdoba, pero sé que llegué, no me acuerdo de a quien voté, pero sé que voté, no me acuerdo de si el tren funcionaba o no para volver a Madrid, ni de las peleas entre unos y otros del gobierno, pero si me acuerdo de las MILES de velas que inundaron Atocha, de que IFEMA se colapso de profesionales de todo tipo que se     acercaban de manera altruista para ayudar a los familiares de las víctimas, de que el SAMUR de Madrid se     salió en su actuación, que todos queríamos echar una manos, pero sobre todo me acuerdo del SILENCIO tan horrible y tan macabro que sentí cuando llegué a MADRID. La gran vía muerta, vacía, la castellana no respiraba,   las Cibeles hasta estaba triste, y Neptuno parecía no respirar por no molestar. Los balcones de la Castellana, de ese Madrid arrasado por unos y por otros, destrozado, triste, lloroso, y que se quedó casi sin fuerzas, estaban repletos de lazos negros en señal de luto, el taxista que me llevó al colegio no abrió la boca en todo el recorrido, como si no quiera hablar del tema, yo tampoco dije nada, el dolor hay veces que cuando es tan profundo es mejor, creo yo, dejarlo reposar  unos días, hasta que seamos capaces de sacarlo pá fuera.

Foto: Wikipedia.org
Y así ha sido… DIEZ AÑOS hasta que he sido capaz de volver a mirar las fotos que un día me impresionaron tanto que empecé a admirar a los madrileños, que nunca han entendido, ni entenderán, por qué ellos, por qué Madrid, por qué esa masacre. DIEZ AÑOS hasta que he sido capaz de leer artículos sobre la masacre y diez años hasta que he sido capaz de aceptar que Madrid ese día se quedó un poco más coja.

Luz Casal - Ecos Eternos, Homenaje a las victimas del #11M



A todas las víctimas de este atentado mi más sincero pésame y mi mayor respeto, y una y mil veces… repetiré… que el
#11MNOSE OLVIDA.

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